viernes, 7 de noviembre de 2008

Un negocio para unos pocos


El partido había terminado. Chicago, un club que en la mayor parte de su historia militó en la primera división, descendía a la tercera categoría del fútbol argentino. El responsable era Tigre. Cuando se juega un partido con estas características, en los que alguno de los dos protagonistas corre el peligro de perder la categoría, los espectadores se predisponen de una manera muy especial.Es que ante el resultado adverso, la reacción es siempre la misma. Pareciera que el denominador común de todas las barras se resume brevemente en una sola palabra: violencia.
Usted se preguntara porque retorno a esos hechos que uno quisiera olvidar fácilmente. Luego de este hecho catastrófico, en el que murió una persona, una decisión del CoProSeDe, prohibió, hasta el día de la fecha, el ingreso del público visitante a los estadios del fútbol de ascenso. En principio parecía una decisión bastante acertada, ya que de esta manera, el peligro latente de violencia desaparecía. Ahora bien, los ingresos de un equipo chico no son muchos. Brevemente se podría enumerar la cuota mensual de los socios, alguna agrupación conformada por fanáticos que comparten el sueño de ver bien a su institución y la recaudación de las entradas. Queda en evidencia que una de las pocas ganancias que tenían estos pequeños ya no esta.
Otra de las condiciones que había impuesto el CoProSeDe, era que en la primera división pueda concurrir solamente la mitad del público visitante. Y aquí no hay muchas lecturas sino que hay una certeza: la plata y el negocio están en la categoría elite del fútbol argentino. ¿Porque digo esto?, antes del comienzo del partido que se disputó en cancha de Vélez entre River y Asenal, un fuerte enfrentamiento entre las dos fracciones de la barra millonaria, dejó el saldo de varios heridos, entre ellos uno de gravedad. Ante esto, las autoridades hicieron oído sordo y el negocio continuó su dirección. Luego de un tiempo, un simpatizante de Vélez perdió la vida mientras iba hacía la cancha de San Lorenzo a ver al equipo de sus amores, ¿y que pasó?, fechas más adelante el equipo de Boedo lleno la tribuna visitante de Racing en su totalidad y nadie dijo nada. ¿Los equipos de ascenso?, siguen sin público visitante mientras en la primera se matan cómo animales.
Más allá de todo esto, un rumor de que los equipos del interior no quieren que vuelvan los visitantes se hace muy fuerte. A los tucumanos, salteños y demás provincias alejadas del centro del país se les hace muy difícil viajar fin de semana por medio a ver a sus equipos. No es una situación muy grata, ver a tu equipo sin un público enfrente. Por más que se va a alentar a los colores que cada uno ama, el folclore del fútbol está compuesto por dos tribunas con banderas de diferentes colores. Con esto no se quiere decir que se esta a favor de la violencia, pero sí que el castigo sea para todos el mismo.
¿Porque si en la primera a esta altura ya ni se respeta que concurra solamente la mitad del público visitante, en el ascenso ni siquiera puede ir un grupo limitado de personas?. Ah!, eso sí, pueden ir dirigentes habilitados, que corren el mismo o mayor peligro de ser agredidos por un grupo de inadaptados que no logran separar el fanatismo de la estupidez. Esperemos que dentro de poco tiempo, las autoridades encargadas de estas decisiones pongan lo que tienen que poner y no solo se fijen en su propio negocio.

lunes, 20 de octubre de 2008

Con lo justo




No era un superclásico más. Por muchos motivos este era diferente. Por un lado River llegaba muy golpeado debido a que venía peleando los últimos puestos en el campeonato. Por otro Boca, que en la semana había sufrido la pelea entre Riquelme y Cáceres. El partido tenía todos los condimentos necesarios como para que, por lo menos, quedará entre los más recordados. Y así lo fue. Por lo menos para los simpatizantes de Boca, no será fácil de olvidar. Es que el xeneixe derrotó por 1-0 al millonario en el monumental con gol del juvenil Lucas Viatri de cabeza y con un jugador menos debido a la expulsión del negro Ibarra.
Para estos partidos, que el mundo entero quiere ver, que es el más importante del mundo, que promueve a miles y miles de fanáticos enérgicos esperando una victoria de su equipo, los planteles se preparan y se predisponen de una manera especial. Ya con ver a River sin pelear nada y preparándose en la semana como si fuera a jugar una final del mundo en Japón, permite observar la dimensión y la importancia que tiene para los jugadores disputar este clásico. En otras palabras es un campeonato aparte. Pero vaya a saber por que, el encuentro fue muy opaco, daba la sensación de que ambos jugaban con una presión extra, más allá de la que tienen por jugar un superclásico. En fin, el partido fue malo. A tal punto que en el primer tiempo hubo muy pocas jugadas para destacar. En River se notó, como en los anteriores encuentros, la falta de un conductor natural, ese que tenían en Ortega y que equivocadamente Simeone dejó ir. Por el lado del conjunto de Ischia, sólo alguna llegada intrascendente. Pero nada más que eso. El conductor natural que sí tiene Boca, Juan Román Riquelme apareció recién en el complemento y eso se notó. Manejando los tiempos, la distribución de la pelota y cada tanto demostrando su gran habilidad, de a poco, inclinó la cancha hacía el arco millonario. Pero a los 7´ llegó la expulsión de Ibarra y, parecía que la historia empezaba a cambiar en favor del equipo de Núñez. Pero no sucedió, a tal punto que ocho minutos después, a los 15´ del complemento y luego de un centro de Riquelme, Lucas Viatri la peina a lo Palermo y convirtió el primer gol para Boca.De aquí en adelante el millonario fue sólo pura impotencia, iba para adelante por inercia sin saber que hacer con la pelota. Seguramente la tormenta se mude de La Boca a Núñez. Es el peor comienzo de campeonato en la historia millonaria y, por si algo le faltaba perdió el superclásico.
En casa amarilla no es todo alegría. Si bien se logró esta gran victoria, el xeneixe quedó a ocho puntos del puntero San Lorenzo que viene realmente muy entonado y más allá de que Riquelme haya declarado que dentro del campo de juego son todos hermanos, las diferencias seguirán existiendo.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Ver para creer




Si alguien decía hace una semana que los pibes de las inferiores de Boca le iban a ganar al último campeón de América, seguramente se lo hubiera tratado de loco. Porque el técnico, Carlos Ischia, dejó en claro a principio de temporada que el principal objetivo era ganar el torneo local (Boca no lo logra desde el 2006). Y lo dejó en claro anoche, cuando en el partido que el Xeneize enfrentó a Liga de Quito por los octavos de final de la copa Sudamericana, dispuso en el campo de juego, un equipo que tenía un promedio de edad de 21 años.
En la previa el resultado estaba cantado, o por lo menos así parecía. Pero el equipo de Ischia, salió a comerse la cancha, a dejar la vida en cada pelota, a aprovechar la posibilidad que les otorgó el técnico. Y no lo defraudaron. Con un juego asociado que hace tiempo no se ve en Boca, los pibes, lograron una victoria cómoda, por cuatro a cero, que les permite ir con más aire al partido de vuelta que se disputará el primero de Octubre en la altura de Quito.
Con un Mouche intratable, que se cansó de gambetear y hacer acordar con esa camiseta número 7 a viejas glorias del club, Gracián en la mejor versión Riquelme, Chávez con su buena gambeta y disparo de media distancia, la dupla central más segura que nunca, los jóvenes laterales, Barroso y Fondacaro, jugaron como sí tuvieran un centenar de partidos en primera. En fin, jugaron con la frescura que muchas veces les falta a los habituales titulares. Demostraron lo que saben, de principio a fin sin bajar el ritmo de juego ni un minuto. Las 15.000 personas que presenciaron este partido en vivo y en directo no lo podían creer. Hasta que cayeron y acompañaron al equipo con el grito de “vamos, vamos los pibes”, que era un fiel reflejo de lo que contagiaba el equipo dentro del campo de juego. Cuando el árbitro , Rubén Selman, dio por finalizado el encuentro, ya era un hecho que los pibes por los cuales nadie apostaba nada, se habían recibido de héroes, y bailaron al compás del canto de “la 12”, al último campeón de América. Ver para creer…

lunes, 22 de septiembre de 2008

El momento de cambiar




Necesitaba esta victoria como el agua. No solo para borrar esa pálida imagen dejada en el partido con Vélez, sino también para comenzar a sumar y acercarse a San Lorenzo, quien lidera la tabla de posiciones. Pero la alineación que dispuso Simeone en el campo de juego, ya adelantaba la idea del técnico: jugarse por la Copa Sudamericana. Es que les dio la posibilidad de debutar a Omar Merlo y Díaz, justo en el partido que se terminaba de decidir la suerte de este equipo. La apuesta le salio mal. Más allá de que el defensor debutante fue el que convirtió el único gol del partido, River cayó 3-1 frente al Santo tucumano, y en la séptima fecha quedó fuera de la lucha por el torneo.
Justamente, Merlo fue quien dejó en claro delante de los periodistas que “De mi gol no se va a acordar nadie”. Lógicamente porque el equipo de Núñez se fue derrotado de Tucumán y, solamente tiene la posibilidad de pelear la Sudamericana.
Del campeón del Clausura no quedó nada. A pesar de que no fue un equipo que ganaba, gustaba y goleaba, tenía una inmensa actitud y una pieza clave con la que ya no cuenta. Ariel Ortega fue, sin duda, la gran baja de este equipo. Es el jugador que con su experiencia y su buen juego, hacía la diferencia y cargaba con toda la responsabilidad de la creación. Con su partida, Diego Buonanotte es el que carga con esa presión. Debido a su corta edad y su poca experiencia le esta costando y el equipo lo siente, además de otros jugadores importantes como Abelairas y Ahumada que no están en el mismo nivel.
Simeone llegó con la necesidad de cortar la sequía de campeonatos. Logró cortarla gracias a su capacidad de manejar al plantel, sin lograr nunca un juego vistoso. La realidad hoy es otra. River ya quedo fuera del campeonato y jugará todas sus fichas a la sudamericana. Si se tiene en cuenta que otro de los objetivos del cholo al llegar a la institución millonaria era ganar una copa internacional, se puede decir entonces, que el plantel tiene la posibilidad de convertir este mal momento en otra alegría. Solo queda en manos de los jugadores y el cuerpo técnico la posibilidad de confirmar que el proyecto sigue en pie, o entregarse a quedarse con las manos vacías.